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Sudaca
LeerSudaca
Editado por Acqua Records
A la presencia eterna de Fernando de la Riestra y Luis Trochón.
Gracias a:
Franco Mascotti, Lautaro Gonzáles de Cap, Emanuel Hernández, Claudio Cardone, Emiliana Arias, Silvio Astier, Kalén, Nahuel Marquet, Chango Spaziuk, Carolina Raquel Antich , María Marciani, Jorge Llonch, Diego Zapico, Gustavo Margulies, Jorge Nacer, Ileana Bianchi, Jorge Fandermole, Carlos Casazza, Rubén Devoto y Alejandro Lamas.
A Mabel y José por su hospitalidad y buena onda.
Grabación, mezcla y mastering: Franco Mascotti.
Grabado en el estudio personal de Franco Mascotti, entre los meses de enero y abril de 2021, con excepción de las baterías, grabadas en Domo Estudio.
Nicola Carrara grabó los acordeones de Chango Spasiuk en camaronbrujoMúsica.
Tapa: "El perseguidor de serpientes", © Carolina Raquel Antich. Acrílico sobre lino, 83 x 68 cm, 2020.
Siempre que te digan nunca
(Jorge Fandermole-Pichi De Benedictis)
De Benedictis: voz, guitarra acústica, sintetizadores.
Franco Mascotti: Guitarras, bajo, sintetizadores, programaciones.
Emiliana Arias: Batería
Kalén: Voces
Lautaro Gonzáles: Voces
Emanuel Hernández: voces
Alguien le confió al destino
su muralla impenetrable,
usando el poder divino
de la ciudad de sus padres.
Nunca la derrumbaría
el jenízaro de hierro
pero se hizo polvo un día
arrastrando todo el imperio.
Nunca nadie dudaría
de lo sólido y concreto,
de este centro que es el mundo,
de Dios, ni de sus secretos.
Que yace eterno y estable
el universo que veo
nunca nadie habrá dudado
hasta el ojo de Galileo.
Siempre que te digan nunca
nunca será para siempre
Nunca habrá un orden distinto
ni otro cauce para el río
nunca tendrá el laberinto
otro fin que el del extravío
Pero lo duro se quiebra,
siempre el agua se desvía,
cualquier laberinto muestra
un hilo hacia la salida.
Perdió su belleza el mundo,
nunca habrá sino miseria.
Nunca te querré a mi lado
dijiste la noche aquella.
Pero algunos cultivamos
jardines en los despojos.
Y dudo que no me quieras
cuando te miro a los ojos.
Siempre que te digan nunca
nunca será para siempre
La luna en Montevideo
(Pichi De Benedictis)
De Benedictis: voz, piano.
Franco Mascotti: Guitarras, ebow, bajo, programaciones.
Emiliana Arias: batería
La luna en Montevideo
dividiendo los techos del cielo.
La luna en Montevideo
desafiando a la niebla y los perros.
La media luna acostada
ingrávido tajo?en la nada.
La luna en Montevideo
fuga de luz?de otro cielo.
La luna en Montevideo.
Navegantes de agua dulce
(Carlos Cazzasa-Pichi De Benedictis)
De Benedictis: voz, sintetizador.
Claudio Cardone: piano, programación instrumentos digitales, arreglos.
Franco Mascotti: Guitarras.
Nunca van al mar, fieles al cenit.
Dados que se tiran y se recojen
Así son sus vidas
Nunca van al mar, no entienden inglés.
no precisan vírgenes protectoras
nadie los despide, ni teme por ellos naufragios en la oscuridad.
Y no esperan nunca que una mujer los sueñe
en una playa lejana persiguiendo un pez brillante
con heridas en la espalda.
Nunca van al mar, fieles al cenit
Jarras de sangría los aplastan
contra los colores de un mapamundi que nunca usarán.
Y vuelven a las tardecitas a una casita con pájaros
se hacen su comida y se duermen como pibes
los navegantes de agua dulce.
Danza de los camalotes
(L:Jorge Fandermole-Pichi De Benedictis / M:Pichi De Benedictis )
De Benedictis: voz, sintetizador.
Franco Mascotti: Guitarras, bajo, programaciones.
Silvio Astier: samples de la versión original.
Chango Spasiuk: acordeón
Emiliana Arias: Batería y percusión.
Kalén: Voces
Lautaro Gonzáles: Voces
Qué espanta en la danza que danzan los camalotes
qué magia traen sus raíces
qué astro muerde sus brotes
Que encanta en la danza que danzan los camalotes
el agua con sus guitarras
el viento y sus acordeones
Bailan los camalotes
Juegos de fuego y barro bajo los brotes
Bailan los camalotes
danzas que el río atrapa y lleva a flote
Que Estanca en la panza del río las alimañas
y tensa en la tanza el frío
que corre por las espaldas
Mojan sus hojas de aire los camalotes
silbido en cruz de veneno
saltando sobre los brotes
Andando al acecho los diablos bajo la quilla
Como hace temblar el pecho
lo que anda abajo y no brilla
Bailan los camalotes
juegos de fuego y barro bajo los brotes
Bailan los camalotes
danzas que el río atrapa y lleva a flote
Mis días como extranjero
(Pichi De Benedictis)
De Benedictis: voz, sintetizadores.
Franco Mascotti: Guitarras, bajo, Hammond.
Kalén: Voces
Hechos de insomnio y recuerdos
de enigmas y de fronteras
de ficciones entramadas
Y encrucijadas ajenas.
De las más crueles distancias
de señales y supuestos
de miradas desconfiadas
Y cierto hechizo de ensueño.
De ver tu risa en otras risas
fueron mis días como extranjero.
De ausencias vanas y tempestades
de patria impropia y amor en duelo
de jergas indescifrables
del vacío y sus cencerros.
De curiosos indiscretos
y ambulantes extraviados
de piel, apuro y olvido
y de ambiguos conciliados.
De ver tu risa en otras risas
fueron mis días como extranjero
De obsolecencia amorosa
y súbitos desencuentros.
De aquel último mensaje
como epitafio sereno
De ver tu risa en otras risas
Fueron mis días como extranjero
Pañuelos
(Pichi De Benedictis)
De Benedictis: voz, guitarra.
Franco Mascotti: Guitarras, bajo, programación.
Emiliana Arias: batería y percusión.
Nahuel Market: acordeón.
Lautaro Gonzáles: Voces
Emanuel Hernández: voces
Había una vez un campo
como se dice en los cuentos
sembrado en cardo y cicuta
regado de sangre el suelo.
La tierra que es sabia y fértil
hizo de azada y labriego
y desmalezando el odio
un día dio a flor pañuelos
Antes fue todo aquelarre
de búsquedas sin consuelo
días de bronca y espanto
de súplicas y de ruegos.
Y entonces clamó la tormenta
sin precisar de truenos
y más fuerte que el silencio
fue el mito de sus pañuelos
Los uniformes más fatuos
el bronce y el terciopelo
mitras bordadas en oro
trajes de precio obsceno
plagaron de saña el tiempo
para imponer su flagelo
y marchitó su soberbia
en la humildad de un pañuelo.
Mercenarios y traidores
cipayos y patoteros
ángeles de la muerte
cínicos y fariseos
dieron su sucia batalla
con armas del dios dinero
y les dobló las rodillas
la dignidad de un pañuelo
Que no ciegue el egoísmo
ni el rencor monte su velo
que no haya águila ni cruz
que imponga su ley a fuego
que el barro escurra su manto
y que amanezca sereno
que nada deshonre o manche
el blanco de sus pañuelos.
Yo sumo mi voz gastada
y más que cantar deseo
que todas las voces nutran
el coro de sus pañuelos.
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Seis citas sobre el amor y la existencia
LeerSeis citas sobre el amor y la existencia
Editado por BlueArt records (2020)
"El amor es una laberinto de malentendidos cuya salida no existe". Sobre el amor. Jacques Alain Miller.
Canciones con dos destinos
(Por Carlos Casazza)
Una canción es un pequeño espectáculo, un pequeño drama, un camafeo.
Pero aún dentro de esa gema también hay un destello, una línea (por ejemplo, «las noches de agosto con sus tigres hembras»), algo que sobrevive por sí mismo, un fragmento de la melodía, la relación de dos acordes. Como si el destino de una buena canción en la memoria futura fuera sobrevivir como un aroma general, como una panorámica de un paisaje completo. Pero también, perdurar como una parte mínima y misteriosa pero definitiva.
Ron Padgett lo explica muy bien en un poema donde cuenta que siempre recuerda una sola línea de una canción que cantaba habitualmente su padre. No importaba cómo, siempre era la misma línea. Y dice: como si el resto de la canción no hiciera falta o, digamos, no necesitara estar allí. Y ese es el gran trabajo de hacer canciones: obviamente hay que construirla completa, hasta el final, para que desaparezca, para que sobreviva el detalle, y para que desde ese detalle, vuelva a vivir entera. Es entonces que las canciones de este álbum sostienen con consistencia esos dos destinos. O ese único destino bifronte y torsionado, revisado constantemente, atravesado de amor, pensamiento y oficio.
Las flores de tu pollera
Rubén Devoto-De Benedictis
Pichi De Benedictis: guitarras y voz.
Franco Mascotti: guitarras y bajo.
Nahuel Marquet: acordeón.
Lautaro Gonzáles de Cap: voces.
Alvaro Manzanero: batería.
“Toda pasión que no se crea eterna es repugnante"
La comedia humana. Honorato de Balzac.
Bailarina, te veo bailando
como si fueras
la primera
que vuelve de un sitio
que alguien prohibiera.
Y pienso, bailarina,
la tierra gira
en los pliegues de tu pollera.
Bailarina, te veo flotando
como un deseo,
que deseado,
encuentra el consuelo
y el desconsuelo.
Y pienso, bailarina,
la tierra gira
en los pliegues de tu pollera
Algo pasa en el aire
con tu sonrisa de par en par,
algo como si fuera
un simple instante y su eternidad,
mientras suben al cielo
las flores de tu pollera.
Bailarina, te miro y me temo
que seas el sueño,
bien soñado,
que, abiertos los ojos,
se vuelve incierto.
Y siento, bailarina,
soy yo el que gira
en los pliegues de tu pollera.
Algo pasa en el aire
con tu sonrisa de par en par,
algo como si fuera
un simple instante y su eternidad,
mientras suben al cielo
las flores de tu pollera.
A veces
De Benedictis
Pichi De Benedictis: Guitarra y voz.
Franco Mascotti: guitarras, bajo e instrumentos digitales.
Falta un año para el martes
Adrián Abonizzio-De Benedictis
Pichi De Benedictis: Ukelele.
Franco Mascotti: Guitarras y bajo.
Alvaro Manzanero: batería.
Nahuel Marquet: acordeón.
Iván Tarabelli: teclado.
Lautaro Gonzáles: coros.
Cristina y Nadia
De Benedictis
De Benedictis: voz y guitarra.
Franco Mascotti: guitarras y bajo.
Lautaro Gonzáles de Cap: voces.
Emanuel Hernández: voces.
Y lo que hubiera sido
Rubén Devoto-De Benedictis
Pichi De Benedictis: Guitarra y voz.
“Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta, el mar al que se hunde”.
Ausencia. Jorge Luis Borges
Como quien se está yendo,
como quien siempre está,
como el río que pasa
y se queda al pasar;
y lo que nunca fuimos,
o lo que nunca más,
y lo que no es lo mismo,
pero a veces da igual.
Nada nunca está donde se cree
Y nada estaba igual cuando volví.
Lo que queda en nosotros,
lo que estuvo y se fue,
lo que niegan los ojos,
y lo que dejan ver;
y lo que lleva el río,
o el olvido, tal vez,
y lo que hubiera sido
que no será después.
Nada nunca está donde se cree,y nada estaba igual cuando volví.
Cuando entrando al sur encontré un norte
ya no estabas vos y me perdí.
Seis citas sobre el amor y la existencia
De Benedictis
De Benedictis: voz y guitarra.
Franco Mascotti: guitarras y bajo.
Claudio Cardone: teclados.
Alvaro Manzanero: batería.
“El caos es la tregua de la nada”
Cuarta poesía vertical. 48. Roberto Juarroz.
Las noches de agosto con sus tigres hembras
siempre algún enigma suelen conjugar
sin otro sentido que el de los sentidos
agitando latidos
con vino y azar.
A veces, las manos son en sí el mensaje
Algo indescifrable sin fascinación
Ingenuo mortal desafiando inefables
al salir del trance
ya no estabas más
En los bosques misteriosos del pájaro carpintero
Hay un perfume que te podría hechizar
Y un sueño en el que habitan el lobo y el carnero
Y un aromito endeble en medio de un trigal
Los que aman los truenos y huyen de tormentas
buscando refugio en la opacidad
bosquejan sonrisas en sus resiliencias
plagadas de ausencias
y escamas de cal.
Una imprevista brisa con aroma a beso
Se infiltró en el tiempo y lo puso a temblar
y ahí fue que perdieron las lunas de Marte
sus sinos letales
su influjo fatal.
Piel del río pardo, luz de cielo manso
dame lo que traigas para dar
agaves y paradojas, rojo de tu esencia
labios de tu boca cardinal
Cuando todo pase, si es que todo pasa
Y eluniverso sea fulgor e inmensidad
será sólo fluir bajo el tibio candor de unos valses
volviendo a aquél baile
que debí bailar.
Flor de la montaña, lirio de los valles
Afortunado el que te ve llegar.
Alma del abrazo, dame un dulce caos
Y un imposible sin tiempo ni lugar. -
Fuera de foco
LeerFuera de foco
Editado por BlueArt Records (2009)
Trabajado con su propio nombre y sus dos heterónimos, Sanseverino Orsini y Leonardo Marini, esta obra tríptica reúne canciones, estudios sobre la monotonía en la música pensados para danzas contemporáneas y musicas de obra de teatro.
El primero de los discos, Agua, es un trabajo donde prevalece el compositor sobre el interprete o el arreglador, para dar lugar a la participación de otros músicos en la producción, arreglos e interpretación según el tema.
En el segundo, firmado como Leonardo Marini, De Benedictis resume una veintena de años de investigación sobre la monotonía en una obra orientada hacia la danza contemporánea.
Piezas para circos y glorietas, con el heterónimo Sanseverino Orsini (los apellidos de sus abuelas) es un trabajo signado por sus tempranos estudios de acordeón que incluye temas que fueron destinados para obras de teatro y teatro-circo.
Foto de tapa: Norberto Puzzolo. Sobre instalación de Osvaldo Boglione.
Fotos interiores: Norberto Puzzolo y Pichi De Benedictis. Sobre acciones de la obra Senderitos e instalación de Norberto Puzzolo.
Fotografías de Pichi De Benedictis: Norberto Puzzolo.
Diseño gráfico: Mauricio Chiaraviglio.
Masterización: Gabriel Data.
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Agua
LeerAgua
Editado por BlueArt records (2009)
Canciones que fluyen
(Por Pablo Makovsky)
En 1982, cuando la borrasca del terror aún humedecía la ropa, Héctor De Benedictis, Leonardo Marini y Sanseverino Orsini emprendieron un viaje por América que resultó iniciático. El viaje, asociado desde siempre al recorrido del camino interior, emprendido por los tres músicos que hasta entonces habían funcionado como una unidad, señaló para cada uno un trayecto particular y, claro, una separación. Esa forma de la compañía reunida en la amistad, la música, los lugares en tránsito, desplegó tres formas distintas de soledad. Al fin y al cabo, tres encuentros.
De Benedictis recuerda esa experiencia en una de las más bellas canciones de su álbum, “Momento gris”: “La amable tarde se aquieta y está en la granja vecina, picoteando en la neblina, el gallo de la veleta. La soledad se acentúa bajo los sauces perplejos y viene desde muy lejos el rumor de la garúa”.
Allí, en esa letra, De Benedictis “leyó” el significado de aquel cruce de caminos, de aquella separación: hay un renacer, sereno como la tarde, que se bautiza en la garúa y la lluvia que menciona la letra (“Nunca ya amarás tanto como en las tardes lluviosas”). De ahí que el “agua” del título es una corriente que impregna varias veces el disco: el agua bautismal del reencuentro --el haberse hallado, separado y volver ahora en ese camino secreto de la evocación— con Marini y Orsini. Pero también el agua es el fluir de esta música y de los caudales que corrieron por su cuenta en cada una de estas tres vidas. El agua es, por último, la savia primera de muchas de estas canciones, cargadas del río, del mare tenebrarum que cruzaron estos apellidos hasta llegar a la América. El agua: ni música ni ruido, acaso un rumor, una música que se mastica, se rumia: la música anterior a la música. “Tu recuerdo es frontera que no me animo a cruzar”, canta De Benedictis en “Dale”. ¿Miente? ¿O las que yerran son estas líneas? No, no podría decirse de la música que miente. Y es cierto que el recuerdo es una frontera, una más dolorosa que el presente, porque en tanto pasado, no admite reparación. Del tiempo, asociado desde Heráclito a la figura del río, tratan estas canciones: tiempo, agua, frontera, eso que fluye y trae cosas apenas rumoreadas.
Fue en ese viaje iniciático, hace más de veinticinco años, que Marini se quiso invisible cuando conoció a Hans-Joachim Koellreutter en Bolivia, antes de encerrarse en su casa de Villa Giardino a cultivar su “monótono” jardín musical.
“Gracias por volver al sur con más canciones y más vida”, les dice Alfredo Zitarrosa, entonces en México, a De Benedictis y su compañía en una de las cimas de aquél viaje. En el saludo, con el que el cantautor oriental se despedía de los rosarinos que lo habían visitado en su audición de radio suena también (al final de la canción “El camino a Paysandú”), se ve también la veleta del gallo en la neblina de “Momento gris”: una orientación a tientas, una dirección, el sur, una pertenencia. De Benedictis, que no pocas veces bromea en una extendida intimidad con su destino como músico y como funcionario público en Rosario, admite en silencio ese encuentro con el maestro cuando el discípulo ya estaba preparado: “al sur, con más canciones”; hacia sí, para multiplicar hacia eso que, siendo propio, siendo una identidad, puede desplegarse y ofrendarse, hacerse universal.
Pero el De Benedictis que aquí se deja fluir es también el de la compañía de Marini y Orsini. Cuando estaba en el proceso de composición de muchas de estas canciones, cuenta De Benedictis, emprendió también una exploración de sí, de sus orígenes. Conoció, vía correo electrónico, a un compositor del Brasil (brasileño es también Koellreutter) de su mismo apellido: Savino De Benedictis. Un compositor clásico, atravesado también por el cruce del océano, por las aguas bautismales del mare tenebrarum, las aguas oscuras que separan dos vidas a cada lado de la orilla.
Como la música de Marini, también hay algo de invisible en este nuevo disco (el primero tras una década) de De Benedictis, acaso su mostrarse ocultándose: unas melodías delicadas, con algo de remoto, con la anacronía propia de quien viene a cumplir una antigua tarea. Unas letras que son suyas a medias y lo reclaman para tener cuerpo. Como las composiciones de Orsini, que le deben al circo, al cabaret, al puerto y a la glorieta una gloria de historieta, una vida de caricatura que no es menos vida por ser más expresiva; como esas versiones de la música para alegrar la tarde del pueblo, amables y colmadas de la compañía de los paisanos, una “música en la música”, como lo dice una canción del gran Paolo Conte; como esas piezas, decía, también las de De Benedictis cantan a un costado (que es el significado de la parodia) de otras que las anteceden y siguen, “hacia el sur, con más canciones”.
Fuera de foco
Texto: Pichi De Benedictis- Música: Bolzani-De Benedictis
Soy uno de los que está ahí
En la foto
Demasiado inquieto como para estar en foco
No sé cuál
Pero estoy
Soy
El que fue signado por el acordeón de Nazareno.
El terco que insiste en escribir con luz.
El que subvierten los hipócritas y los caretas.
El Salieri de todos.
El enigma de sí mismo.
El crédulo. El suspicaz.
El hijo imperfecto de Hilda y Nardo.
El padre enajenado, el amigo ausente.
Soy uno de los que está ahí,
En la foto,
Fuera de foco.
El que tocó con don Alfredo aquella milonga fugaz en México
El fantasma del área.
El peor cornista de la camada.
El que lee los mensajes ocultos en el vino.
El que corría al águila de papel en la quinta de mandarinas.
El que no quiere ser el que los otros quieren que sea,
pero no puede ser el que quiere ser.
Soy uno de los que está ahí
en la foto
fuera de foco.
El inmaduro, el insensible, el vulnerable. El inasible.
Un memorioso al que no le cicatrizan los setenta.
El más optimista de los pesimistas.
El que mandaron a una guerra que no fue, el degradado.
El maestro rural de música.
El más transa de los socios del Bitter Club.
El que alguna vez se calmó, pero no sintió nada.
Soy uno de los que está ahí
No sé cuál
Pero ahí estoy
Fuera de foco
Sin merecer el brindis de los blasfemos
Ni las plegarias de los piadosos
Sordo a los cantos de las sirenas que llaman al olvido
y atento al bullicio de los negros grillos de las tinieblas.
Que el tiempo siga su curso como los océanos y las golondrinas.
Que nada sea lo que no deba, o sí.
Que todo se mueva.
Que brille lo que deba brillar.
Mientras yo sigo ahí
Oculto y encandilado por la luz que hace de cada uno, uno.
En la foto
Cómodo y escondido de mí mismo
Fuera de foco
De Benedictis: voz
Claudio Bolzani: Guitarras e instrumentos digitales
Mariano Braun: Teclados e instrumentos digitales
Tuti Branchesi: Batería
Leonardo Marini: inversiones de otras grabaciones de este disco.
Pre producido por Claudio Bolzani y Leonardo Marini
Grabado por Claudio Bolzani en el Estudio del Capitán..Voz grabada por Jorge “el negrito” Ojeda.
Producción y mezcla final: Jorge “el negrito” Ojeda y Leonardo Marini.
Los Bailes del azar
Reynaldo Siettecase - Música: Pichi De Benedictis
Los bailes del azar, la vida entera
En su eterno girar, los cuerpos vuelan.
Ayer la vi danzar, pura cadera
Dulzura de limón, su cabellera.
Una forma real, una bandera
Ingrávida visión, su cabellera.
Como el jacarandá en primavera
Dejó caer su flor en mi vereda.
Cuando la conocí, prisa y promesas
Azúcar en el mar de la inocencia.
Peligro capitán, amores con tormenta
Al sur del corazón, una quimera
Como llegó se fue, a toda vela
En puntitas de pié, a su manera
Varado sin timón la vi resuelta
Volverá con un vals, en primavera
Los bailes del azar, la vida entera
En su eterno girar, los cuerpos vuelan
De Benedictis: Voz y guitarra eléctrica.
Iván Tarabelli: arreglos, instrumentos digitales y producción.
Voz grabada en el Estudio del Capitán por Claudio Bolzani. Guitarra y mezcla en estudio de Iván Tarabelli.
Me dieron por muerto en diciembre
Pichi De Benedictis
Me dieron por muerto en diciembre
Cerca de la navidad
Dijeron que en un accidente
Alguien bromeó sin piedad
Yo estaba viviendo mi muerte
Con quienes más vida dan
Juntábamos caracoles
Nos burlábamos del mar
Me contaron mi muerte y fue raro
Sólo atiné a reír
Desvarié por un instante
Nadie supo qué decir
Pero cómo actuar frente a la suerte
De morir y revivir
Cómo ser indiferente
A ésta alquimia de existir
Y todavía tengo ganas de cantar
estoy tan vivo que no puedo respirar
Todavía tengo ganas de cantar
Estoy tan vivo que no puedo respirar
A aquél que inventó mi muerte
Le guiño el ojo y ya está
Pongo la atención al frente
Por los tiempos que vendrán
Sé que hay una vertiente
Con agua de eternidad
Sé quienes velan la fuente
Y comparten su caudal.
Si hay alguien a quien molesto
Que mire a su alrededor
Entre el cielo y el infierno
Sobra lugar para dos
Y sin ir a esos extremos
De cada cual llevo un don
Para ir del tiempo del duelo
Al vuelo de la ilusión.
De Benedictis: Voz, guitarras.
Guillermo Suleimen: Teclados y coro.
Carlos Pagura: Contrabajo y bajo
Juancho Perone: Percusión
Roberto Ceballos: Saxos.
Sandra Corizzo: Coros.
Grabado y mezclado en el estudio de Guillermo Suleimen.
Momento gris
Texto: poema de Horacio Rega Molina - Música: Pichi De Benedictis
La amable tarde se aquieta
Y está en la casa vecina
Picoteando la neblina
El gallo de la veleta
La soledad se acentúa
Sobre los sauces perplejos
Y viene desde muy lejos
El rumor de la garúa
Si una desgracia funesta
Hiere tu dicha confiada
Ponte a soñar con tu amada
En una hora como esta
Y cuando en ansias dichosas
Retorne el lírico encanto
Nunca ya amarás tanto
Como en las tardes lluviosas.
De Benedictis: Voz, guitarra acústica.
Carlos Pagura: Contrabajo, guitarra acústica, arreglo de cuerdas.
Manlio Paris: Violín
Virginia Llansa: Violín
Verónica Saracho: Viola
Martín Fernandez: Violoncello
Darío Frontudpto: Corno francés
Grabado en CETEAR. Mezclado en el estudio de Gabriel Data.
Navegar
Texto: Adrián Abonizio - Música: Pichi De Benedictis
Navegar
entre las brumas de la infancia
cuando un aroma de naranjas
Era el puerto principal
Navegar
La acequia del ilusionista
Sin la magia del conformista
Que reza para no saber
Navegar
Por amores que aguantan miradas
cuando uno mira y no hay más nada
Por mirar
Navegar
Canoa seca en la ribera
Boca amarga de una enredadera
Sin besar
Navegar, navegar…..
Navegar
Como si ya nada doliera
Sembrar la noche tempranera
Canción que no quiere drenar
Navegar
navegan los que tienen hambre
porque no ignoran que en la sangre
también se puede naufragar.
Navegar
Como un caballo que anda solo
Que hundió sus patas en el lodo
Y ahí está
Con su andar
De animal cansado de miradas
Que lo miran y nunca ven nada
Y solo está
Navegar
Navegar
Navegar
quisiera irme boca arriba
en la canoa de mis días
a la deriva sin un mal.
De Benedictis: Voz, guitarra acústica
Adrián Abonizio: Voz
Guillermo Suleimen: Teclado
Juancho Perone: Percusión
Pepe Tranier: Flauta traversa
Fabiana Díaz: Coros
Grabado y mezclado en el estudio de Guillermo Suleimen
Correr
Pichi De Benedictis
Vos
Corrés
Al sol
Y el sol
Sin piedad
Por vos
Se va.
Se va
Y yo
Que sé
Que el sol
Se irá
Igual
Corro con vos.
Me sale así
Pensar en vos
Corriendo
Al sol
No sé
Por qué
Quién lo sabrá.
De Benedictis: Voz, guitarra acústica.
Leo Masliah: Teclado.
Roberto Ceballos: Clarinetes
Grabado y mezclado por Claudio Bolzani en el Estudio del Capitán.
Catalino y Catalina
Pichi De Benedictis
De Benedictis: Guitarra acústica
Carlos Cazzasa: Guitarra.
Claudio Bolsani: Guitarra.
Carlos Pagura: Contrabajo
Grabado y mezclado por Claudio Bolzani en el Estudio del Capitán.
Dale
Pichi De Benedictis
Dale que viene el día
Obligando a evocar
Y tu recuerdo es frontera
Que no me animo a cruza
Dale, hada nocturna
No lo dejés venir
Hacé que invierta las líneas
Y nos dé un principio al fin.
Dale que llega el alba
Y nos puede sorprender
Dale de tu brujería
Agua, celo, fuego y sed.
Dale, vendrá la euforia
Exilio de la razón
Y nos perderá en la gloria
Como luces en el sol
Dale, que viene el día
Y apurará el final
Quiero más de tu quimera
De esencia y de levedad
Dale, que viene el alba
Y tu perfume irá
A envenenarme el alma
Por toda la eternidad.
De Benedictis: Guitarras acústica y eléctrica, voz.
Guillermo Suleimen: Teclados, acordeón y coros.
Carlos Pagura: contrabajo.
Tuti Branchessi: Batería.
Roberto Ceballos: Saxo.
Arreglos:De Benedictis-Suleimen.
Grabado y mezclado en el estudio de de Guillermo Suleimen.
El camino a Paysandú
Al maestro, por aquellas palabras.
Texto: Pablo Makovsky - Música: Pichi De Benedictis
Todo el camino a Paysandú
Fue noche oscura y desvelo
Sólo una estrella en el cielo
El camino a Paysandú
Todo el camino a Paysandú
Madrugada de verano
Con aroma a otros veranos
El camino a Paysandú
Todo el camino a Paysandú
La noche era un cuarto vacío
Negro afuera y dentro mío
El camino a Paysandú
Todo el camino a Paysandú
Algo se posó dormido
En mi cigarro encendido
El camino a Paysandú.
Ví en los ojos de un gurí
Lo que he dado por perdido
Ojos que vieron por mí
El camino a Paysandú
De Benedictis: Voz, Guitarra.
Carlos Cassaza: Guitarra
Claudio Bolzani: Guitarra, percusión, coros.
Carlos Pagura: Contrabajo
Alberto Callaci: Coros
Grabado y mezclado por Claudio Bolzani en el Estudio del Capitán.
Nada de Nada
Fernando de la Riestra
Nena, nena
Adonde te metiste que ya no te veo
Ya no te veo
No, no te veo
Nena, nena,
En qué refugio antibombas acomodaste tus huesos
Que ya no te encuentro
No, no te encuentro.
No, no te encuentro.
Con mi contador Geiger te busco pero no marca nada, no marca.
Con mi contador Geiger te busco pero no marca nada, no marca.
Nada
Nada de nada
No marca nada
Nada de nada
Nena, nena
En qué mísera covacha, acovachaste tus huesos
Que yo no te veo
No, no te veo
Con mi contador Geiger te busco pero no marca nada, no marca.
Con mi contador Geiger te busco pero no marca nada, no marca
Nada
Nada de nada
No marca nada
Nada de nada
No marca nada
Nada de nada
De Benedictis: Voz, guitarra acústica y eléctrica.
Fernando de la Riestra: voz, guitarra acústica, eléctrica y relato desesperado.
Armando Sabia: bajo.
Lucas Dimare: Guitarra eléctrica (solos)
Guillermo Suleimen (coros y batería electrónica)
Grabado y mezclado en el estudio de de Guillermo Suleimen.
Nocturno
Texto: Extracto del poema “Nocturno”, de Raúl Gonzáles Tuñón - Música: Pichi De Benedictis
Una canción nostálgica que viene a la deriva
Se recuesta en los muelles
Y la noche se inclina
Sobre un barco que duerme.
Ahora la blanca luna es ostia derretida
La canción vagabunda rompe sus agonías
En las calles de bruma.
La noche es una turbia, vieja fotografía
Que duerme en el atril de mi melancolía.
Ethel Koffman: Voz
Claudio Bolzani: Arreglos, coros y Guitarras.
De Benedictis: arreglo de voces y coros.
Grabado y mezclado por Claudio Bolzani en el Estudio del Capitán.
Estudios sobre la monotonía y su relación con los cuerpos ingrávidos
Leonardo Marini
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Estudios sobre la monotonía y su relación con los cuerpos ingrávidos
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Editado por BlueArt records (2009)
Verdades y misterios del músico invisible
(Por Damian Schwarzstein)
¿Puede haber música sin músico? ¿Puede existir la obra y no el autor? Leonardo Marini es capaz de desafiar las reglas más elementales. Del arte, y de la vida.
Desentrañar quién es, qué piensa, qué sueña este hombre que, dicen, ha dedicado su vida a estudiar sobre la monotonía –algo que queda claro desde el título hasta la última nota de este disco que edita por invitación e insistencia de Héctor De Benedictis– no es tarea sencilla.
Refugiado desde hace años en un chalet de la localidad cordobesa de Villa Giardino, de donde aparentemente no se mueve ni para ir al quiosco, se niega a cualquier requisitoria periodística. El cruce de mails es elocuente en este sentido:
“Disculpe, señor Marini. Pero para escribir unas líneas sobre su disco, sería interesante obtener algunas explicaciones de su parte, así que va en archivo adjunto un cuestionario sobre el tema”.
“La música no se explica”, es la lacónica respuesta.
No es lo único que no se explica en esta historia plagada de huecos y misterios que el único que puede hacerlo se niega revelar. Marini juega a ser invisible. Y, al menos en parte, lo logra.
En Rosario, por caso, hace décadas que no se lo ve. Distinto era en los 70, cuando se paseaba orondo junto con De Benedictis y otro amigo, Sanseverino Orsini, por los pasillos de la Escuela de Música de la Universidad Nacional de Rosario, el viejo instituto de La Siberia. Eran inseparables. Jóvenes e impetuosos –en una época en que en cualquier ámbito la palabra revolución era parte del vocabulario cotidiano–, parecían convencidos de que iban a cambiar la historia de la música. Sí, un power trío.
Pero algo pasó. A Marini se lo dejó de ver en los lugares que solía frecuentar. Lo mismo que a Orsini. De Benedictis apareció con nuevos amigos, como Luis Giavon, Carlos Pagura, Alberto Callaci, y, mal que mal, se conoce su derrotero: que Cosquín, Acalanto, La censura no existe mi amor, tortelines, canelones y, por qué no, un poco de vino tinto.
Pero, ¿y Marini?
Se sabe, por algunas de sus anotaciones que acercó De Benedictis, que fue en los 80 que cuando se metió de lleno con la monotonía. Hubo un hecho que marcó un antes y un después: cuando en Bolivia tomó clases con el fundador del dodecafonismo brasileño, Hans-Joachim Koellreutter.
Dicen que no fue amor a primera vista. Que la máxima del maestro, “la monotonía es lo más interesante para desarrollar musicalmente”, no lo convenció de entrada. Pero un par de días después presenció un ritual ancestral de una comunidad del Altiplano y vivió una experiencia única: Marini viajó de timbre en timbre, en un sueño del que le hubiera gustado no despertar nunca, mientras los participantes repetían una célula musical hasta el infinito.
Le faltó gritar “eureka”. Marini comprendió que eso era música en su estado más puro. Sin vanidades melódicas ni virtuosismos ególatras. Y que el quequien le da sentido a un sonido, a una nota, o a una sucesión de ellas, no es quien la compone o ejecuta, sino quien la escucha, incluso cuando no se da cuenta que lo está haciendo. Porque el músico puede ser invisible, y la música también. Pero, como el sol, aunque no la veamos siempre está.
Marini puso en práctica sus nuevas convicciones, sobre todo, en el terreno de las composiciones para teatro. Su apuesta era que la invisibilidad de su aporte llegara a tal punto que el espectador de una obra saliera sin notar que había música. Nunca pudo comprobar si esto efectivamente se producía: jamás asistió a una función por pánico a que alguien lo felicitara, lo que se hubiera convertido en el peor de sus fracasos.
Una de las obras que, ahora se sabe, contó con música compuesta en el estudio de Villa Giardino es “Danza de los Camalotes”, que se presentó en la Sala Mateo Booz el teatro Fundación Astengo en 1986.
Muchos creían que el autor de esa banda sonora era De Benedictis. Qué raro, ¿no?. ¿Qué es lo que realmente lleva al ex Acalanto a empujar ahora a Marini a difundir después de tanto tiempo su obra a través de un disco?
Probablemente De Benedictis, que supo incursionar en el periodismo, también haya intervenido para vehiculizar otros vínculos que Marini tuvo (o tiene) con la ciudad. Es que desde Villa Giardino no sólo salen composiciones monótonas, sino también textos que han nutrido publicaciones vernáculas. Como unas viñetas sobre el universo virtual que se podían leer en el diario El Ciudadano y notas sobre herramientas digitales para la revista Rosario Express.
Es que la vida de este hombre solitario y misterioso, quien probablemente más por necesidad que por amor se ha sumergido de lleno en el mar de las nuevas tecnologías, está lejos de la tradicional imagen que se solía tener del ermitaño que rehúye de compañías y avances de la cultura.
No, no es que Marini esté desconectado del mundo. En todo caso el mundo es el que está desconectado de él.
Acaso sea ese el puente que se propuso tender De Benedictis con la edición de este disco que, puede darse por satisfecho su autor, suena una y otra vez en los parlantes de la computadora y es como si ya no se escuchara, porque es parte del mismo ambiente.
Tanto como el golpe que producen los dedos sobre el teclado. O el ventilador de techo que desde hace horas da una vuelta tras otra, en una continuidad que podría no terminar nunca.
https://open.spotify.com/artist/4olnABvhz2euePtDozgDkP?si=VTUN_ZHcQlm0lwnZNpHh9w -
Piezas para circos y glorietas
LeerPiezas para circos y glorietas
Sanseverino Orsini y su orquestita
Editado por BlueArt Records (2009)
Simple y sensible
(Por Rafael Ielpi)
Siguiendo estrictamente la aseveración hegeliana de que lo que se tiene delante de los ojos termina por no verse, los pacíficos habitantes de Las Petacas (el que fuera un día el extenso feudo de los británicos y acaudalados hermanos Jewell) ignoraron con absoluta buena fe los valores musicales de Sanseverino Orsini, aun cuando se extasiaran, en las tardes pueblerinas con sus temas, ejecutados con ponderable disciplina por su orquestita, una banda de música que desde la florida glorieta, sentados en sillas de lata, se empecinaba en afirmar que El romanticismo no ha muerto, adhiriendo a la opinión de su director.
Aunque renuente a develar sus inicios en la música y mucho más en la composición musical (empeño vano porque esos datos ya están en más de un diccionario de la música), Orsini no dejaba de confesar, en círculos muy íntimos y confiables, su amor por la música circense, la misma que forma parte del corpus autoral del gran Nino Rota y que se escucha en los intersticios de I pagliaci de Verdi. Tampoco estaban lejos de su gusto las canciones y el clima del cabaret de Kurt Weil y tal vez (eso estaba dentro de lo inconfesado, aun en esos círculos) la simple, pegadiza y entrañable parafernalia musical de las orquestas llamadas "características" quizás porque no tenían ninguna de ellas en particular.
Lo cierto es que su producción, no muy extensa y parte de ella perdida, transita siempre por esos carriles musicales, donde aparecen a veces contrapuntos y juegos de los vientos, en una verdadera pantomima, con la cadencia de valses que bien podrían haberse escuchado en la época de los imperios de Europa, sumidos en la belle époque y ajenos a la guerra que se aproximaba agazapada; las sutilezas de el piano que iluminaba el circo o la nostálgica e irrecuperable impronta de los organitos.
Escuchando la música de Sanseverino Orsini el oyente puede, sin esfuerzo, trasladarse a la plaza de Las Petacas, sentarse en un banco y mirar absorto los campos sembrados mientras la música y la orquestita parecen confabularse para el anuncio del ¡Pasen, señores! de los circos, anticipando el miedo profundo ante la gigante de Baudelaire o la mujer barbuda de ojos tristes. Puede también, sin duda, no estar allí, sino en medio del campo, escuchando el acordeón del ciego animando la fiesta de casamiento de la Gradisca felliniana.
Todo es posible ante música semejante. Orsini no la complejiza: la hace tan simple como sensible, Como es, en definitiva, el alma (si es que existe) de la gente común.
1. Pasen, señores
2. Un domingo, un vals
3. Pantomima
4. El piano que iluminaba el circo
5. Pieza para organitos
6. Los chicos
7. Orquesta Sanseverino
8. El romanticismo no ha muerto
9. Vals de los dos artistas (Letra: Antonio Caldera)
Todas las músicas compuestas por Sanseverino Orsini
La orquesta Sanseverino
Rubén Navarro: Clarinetes
Alberto Sarra: Flautas
Esteban Segre: Acordeón
Luis Perez: Batería
Sanseverino Orsini: Tuba, contrabajo, piano, acordeón de Nazareno y arreglos.
Participaciones especiales:
Leonardo Marini: Arpa digital
Pichi De Benedictis: Voz y el acordeón de Nazareno en “Vals de los dos artistas”.
Grabado y mezclado por Patricio Rabasa.
Vals de los dos artistas
Texto: Antonio Caldera – Música: Sanseverino Orsini
Con un sombrero marchito
Y un gallo de cresta en flor
Marcha el gitano a saltitos
hacia la plaza Mayor
El hombre tiene por cejas
Dos piezas de dominó
Y el gallo una cofia vieja
De rafia color marrón.
Llega un gallo y su gitano
Hacia la plaza Mayor
Entre un gentío pagano
Que aplaude sin ton ni son
El comediante se arquea
Y el pájaro bermellón
Saluda con ala recta
Y un aire de ser doctor
Suena una música lerda
Un paso sí, el otro no.
Si el gitano pega un brinco
El gallo tuerce a babor
Con látigo de acebuche
Reprende al pollo el varón
Y el animal calla y sufre
Con falsa resignación
Pide el gitano su parte
Con plato y con un bastón
Y el gallo muestra su pasta
de prestidigitador
Después se sientan al suelo
a contar la producción
El arte es sólo consuelo
Dice el ave sin rubor.
Y si el gitano lamenta
Su suerte de mal actor
El gallo asiente y comenta
El arte es arte, señor
Tan calmos rieles azules
Son para decir adiós
Dos sombras que el cielo ampara
se alejan de dos en dos
Dos sombras nos dan la espalda
Y ahora…
Ahora baja el telón.
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Prueba de artista
LeerPrueba de artista
Por Jorge Fandermole y Adrián Abonizio
Cada gesto de creación supone acercarse a un límite impreciso del mundo donde prevalece el vértigo: los soportes se han desvanecido, la seguridad es un débil y remoto atributo de ficción. En un sentido profundo, los hechos humanos carecen de trascendencia; cuanto más pueden ser útiles.
En este vano entramado de sucesos, una canción es siempre, afortunadamente un hecho inútil ya que -cualquiera sea el sentido de esta negación-no sirve, no da cuenta del mundo ni es la verosimilitud -y menos la veracidad- su condición ni su finalidad. Quizás estemos destinados a estas obras fugaces y complicadas, pruebas de artista en que algo propio se resume y por milagro se regenera. si se observa detenidamente siempre se vuelve sobrelo escuchado una canción es un punto de profundidad en el que es posible mirar interminablemente la variación del mundo como en un caleidoscopio, sólo que en este lo que gira es el tiempo y la propia sensibilidad: cada novedad sobre lo mismo será traducida como experiencia, Como evidencia del paso de la vida. Quien ha imaginado otro lugar, otra ciudad, otro mundo, podrá elegir una canción como instrumento del espíritu. Quien ha imaginado una canción elegirá este mundo como posibilidad del deseo y sobre él, sin esperar que ocurra, actuará como si fuera a construir otro tiempo, otra ciudad, otra vida. Salto al vacío de la fe. Desafío en el fatalismo. Arte. (Por Jorge Fandermole)
La tentación y el riesgo son enormes: escribir el reverso del trabajo de los amigos conlleva excederse en el sermón y la desmesura, favoreciendo los malos vientos del palabrerío, la elocuencia excesiva, el aire pasional de una suerte de masonería del cariño.
En fin, exceso que creo estar cometiendo, pero ya es tarde y además, tengo ganas.
Que Pichi y los músicos aquí presentes -y sonando- hayan editado este trabajo me alegra por más de una razón: la prueba de artista es cotidiana, hermosa y hasta insalubre, pero considero que saltar al vacío y cerrar los ojos más que acercarnos al final nos hace estar más vivos y eso todo tipo que hace canciones lo sabe.
Una canción te puede salvar, te puede perturbar, te puede curar. Las de este de, son uno mismo en la piel de otro y además de ser buena música y pintar la fauna y la flora de por acá con sus apariciones, milagros, eclipses, misterios y olores conocidos, son nacidas de la matriz más linda del mundo, vale decir Rosario.
Ojalá pueda con estas frases haberme acercado aunque sea un poco a lo que siento. Ojalá también que mas disfruten como yo. (Por Adrián Abonizio). -
Desconcierto
LeerDesconcierto
Acalanto:
Pichi De Benedictis (voz, guitarras, coros)
Carlos Pagura(voz, bajo y contrabajo)
Alberto Callaci (voz, teclados, coros)
Luis Giavón ( batería y oboe)
Ethel Koffman (voz, guitarra, flauta traversa y coros)
Músicos invitados:
Manlio Paris (violín), Alberto Corvalán (violín), Marcelo Ajubita viola), Martín Fernández (violoncello), Ariel Pozzo (Guitarra Eléctrica), Miguel Ángel Russo (Trompeta), Mariano Suarez (trompeta), Luis Suarez (saxo), Irene Cervera (coros),
Canciones:
Los estudiantes por la ciudad (Rafael Bielsa/Alberto Callaci)
Canción para Marité (Rafael Bielsa/Pichi De Benedictis)
Sobran estatuas (Rafael Bielsa/Alberto Callaci)
Vamos enmascarados (Washintong Benavídez/Carlos Pagura)
El carboncito de leña (Rafael Bielsa/Pichi De Benedictis)
Buscamos maestros (Carlos Pagura)
Las nupcias (Rafael Bielsa/Pichi De Benedictis)
La hiedra Rafael Bielsa/Alberto Callaci)
Precisamos utopías (Pichi De Benedictis)
Así (Rafael Bielsa/Carlos Pagura)
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El tortelín y el canelón
LeerEl tortelín y el canelón
Pichi De Benedictis: voz, guitarras acústicas, eléctrica y MIDI, máquina de ritmos, acordeón (mano izquierda)
Leo Masliah: voz, teclados, guitarra criolla, acordeón (mano derecha)
Músicos invitados:
Juancho Perone: máquina de ritmos y percusión acústica. Participaron además: Rubén y Daniel Busi, Sandra Corizzo, Laura Suárez, Laura Quadi, José Vesprini, Juliana Guglielmi, Lelio Lai y Martín Coggiola.
Canciones:
El robot cebamates (Pichi De Benedictis)
El castillo viejo (Leo Maslíah)
Tira el piolín (Pichi De Benedictis)
Estrellas (Leo Maslíah)
La orquesta acuática (Pichi De Benedictis)
Canción para Paula (Leo Maslíah)
Desalojo de los animales ( Leo Maslíah)
El luno (letra: Adrián Abonizio-Pichi De Benedictis/ música:
Pichi De Benedictis)
El baile de las hormiguitas y los elefantes (Pichi De Benedictis/Leo Maslíah)
Un domingo de lluvia (B. Corbi/Leo Maslíah)
Chanchos en la peatonal (Pichi De Benedictis)
Canción de cuna con muchas vueltas (Leo Maslíah) -
Danza de los camalotes
LeerDanza de los camalotes
Por Leo Masliah
Nunca vi el espectáculo de danza para el que fue compuesta la música de este disco.
No puedo saber qué me perdí.
Pero al escuchar la música sola, asistí a otro espectáculo, que tiene y tuvo lugar dentro de mi alma durante los años en que este disco (en su forma original de cassette) me viene acompañando: la visión del mundo en que me gustaría vivir.
Info de la edición
Todos los temas de este trabajo están basados en fantasías populares que rondan constantemente dos de los temas más negados de nuestra sociedad: muerte y sexualidad.
Seguramente el tiempo ha modificado en mi cabeza los relatos originales tal como los conocí. Musicalmente, no me intereso trabajar sobre el concepto clásico de afinación, y estuve persiguiendo cierta textura tímbrica tan áspera e imperfecta como la temática que desarrollaba.
Los músicos aportaron fundamentalmente a este clima tocando en la mayoría de los casos improvisaciones que están lejos de la perfección ascética, entregando vitalidad en cada sonido.
Cuesta despegar estas músicas del lenguaje para el que fueron creadas, la danza. Creo que esto es fundamental en la audición, pero siento también que son generadoras de imágenes y ojalá produzcan ese efecto en quienes se detengan a escucharlas. (Pichi De Benedictis).

1. Danza de los camalotes
2. La luna se hizo con agua
3. Enanos en los techos
4. Otra Atlántida
5. Soy en lo que creo
6. El desordenador de estrellas
7. Segunda danza de los camalotes a) Curupí b)Fantasmas en el zaguán.
Carlos Pagura: bajo y coros
Alberto Callaci: clarinete y coros
Luis Giavón: oboe y batería
Irene Cervera: flauta traversa
Jorge Fandermole: “el desordenador de estrellas” y efectos
Claudio Cardone: locutor del Club Social y teclados
Iván Tarabelli: teclados
Juancho Perone: percusión
Omar Sardegna: batería
Armando Sabia: bajo y coros
Daniel Guglielmi: percusión y coros
Pichi De Benedictis: guitarras, acordeón, voz, instrumentos informales y efectos
La letra de Danza de los camalotes pertenece a Jorge Fandermole y Pichi De Benedictis
Compuesto y producido por Pichi De Benedictis
Grabado entre febrero y octubre de 1986 en el estudi Alfa Centauro de la ciudad de de Rosario, en 4 canales (a excepción de “Enanos en los techos” que fue grabado en 16 canales).
Técnicos de grabación: Daniel Guglielmi y Rubén Bass.
Tapa: “Danza de los camalotes”, xilografía de Julio Rayón.
Diseño: Rodolfo Fuentes.
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Como enfrentando cenizas
LeerComo enfrentando cenizas
Acalanto:
Pichi De Benedictis (guitarra acústica, guitarra criolla, acordeón, vihuela, voz y coros)
Carlos Pagura (bajo, guitarra, voz y coros)
Alberto Callaci (piano, clarinete, guitarras, vihuela, flauta dulce, voz y coros)
Luis Giavón (batería, Oboe, percusión y flauta dulce)
Patricia Larguía (flauta dulce, vihuela, piano, percusión, voz y coros.
Músico invitado:
Luis Suarez (Saxo)Canciones:
Anónimo murió de un cólico(Rubén Pagura)
Canción para el camino ( Rodolfo García /Carlos Pagura)
Para seguir (Rodolfo García/Pichi De Benedictis)
Siete del domingo(Patricia Larguía)
Chicos jugando (Rafael Bielsa/Alberto Callaci)
Ramón canta (Rafael Bielsa/Alberto Callaci)
Sobre puentes mojados (Rafael Bielsa/Pichi De Benedictis)
Y encima el viento (sobre la poesía aguafuerte de Elvio Romero/Carlos Pagura)
Cielo surgente (Adrián Abonizio/Pichi De Benedictis)
Agua rebelde de manantial (Rafael Bielsa/Alberto Callaci)
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Un globo al viento
LeerUn globo al viento
Un trabajo realizado en 1983 en la escuela Integral de Fisherton con alumnos de Jardín de infantes. De Benedictis fue diez años docente de ese nivel educativo.
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Acalanto
LeerAcalanto
Acalanto:
Irene Cervera (voz, flauta traversa, sikus y percusión)
Pichi De Benedictis (voz, guitarras, vihuela, tiple, flauta dulce)
Carlos Pagura (voz, bajo eléctrico, guitarras, vihuela, efectos)
Músicos invitados:
Litto Nebbia (sintetizador)
Francisco Heredia (percusión y coros)
Gunthild Heidtman (violoncello)
Anabella Solano Torres (oboe)
Hebe Rossel (coros)
Claudia Christiansen (coros)
Alejandro Colinas (coros)
Canciones:
Cantar para vivir (Pichi De Benedictis) Amor (Rafael Bielsa/Alberto Callaci)
Otoño (Rodolfo García /Carlos Pagura)
Canto nuestro Rafael Ielpi/Pichi De Benedictis)
La Madre (Rafael Bielsa/Carlos Pagura)
Andando ( J. R. Giménez/Alberto Callaci)
Te quiero (Mario Benedetti/ Pichi De Benedictis)
Tamara( Rodolfo García/Carlos Pagura)
Canción pasajera (Pichi De Benedictis)
Los caminos (Rafael Ielpi/Pichi De Benedictis)
La primavera (Rodolfo García/Carlos Pagura)
El duende (J. De Bravo/Carlos Pagura)
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